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Las 7 Mejores Terapias de Sanación

Cuando hablamos de sanar, se nos viene enseguida la imagen de una herida. La sanación nos deja la marca de lo vivido con dolor, nos deja una marca para recordar que nos hemos transformado. ¿Pero que pasa cuando lo que hay que sanar es el alma humana? Nadie es la misma persona luego de sanar una herida de este tipo, ya que nos transformamos a un nivel muy profundo. En este artículo hablaremos sobre el acto de sanar, cómo lo hacemos, qué terapias de sanación nos pueden ayudar y la transformación que genera a nivel psicológico, físico y por supuesto, espiritual.

¿Qué es la Sanación?

Cuando se habla de sanar, generalmente, se hace referencia a restituir la salud que había sido relegada por la enfermedad. 

Sin embargo, aquí, no queremos polarizar la salud y la enfermedad como opuestos inquebrantables, sino que, queremos entender a la enfermedad también como un camino de sanación. No existe sanación sin enfermedad, ni enfermedad sin sanación. Ambas nos hablan de lo que nos sucede profundamente, de nuestro estado físico, psíquico y espiritual. Podremos apelar a distintos tipos de sanación: física, mental y espiritual, pero siempre debemos recordar que todas estarán estrechamente conectadas.

Sanar es hacer consciente, sanar es vivir las emociones, apreciar la sensatez, es aprender a estar realmente vivo, sanar es animarse a curar las heridas, aprendiendo de ellas, conociéndose a uno mismo. Sanar no es, simplemente, restituir la salud. El acto de sanar conlleva, siempre, una transformación creativa.

Las 7 Terapias de Sanación Más Efectivas

Mucho se ha hablado de que el alma lleva heridas que hay que sanar. A veces estas heridas son cargadas por generaciones y la memoria del alma, nos trae ese dolor. Ese dolor, como decíamos anteriormente puede pasar a hacerse consciente y luego sanarlo, pero para eso, existen muchas técnicas y terapias de sanación que nos ayudarán a conseguirlo.

Muchas de estas técnicas consideran que lo que hay que sanar, es más bien a nivel energético y no tanto físico o mental. Esta sanación pasaría por un plano más espiritual y luego podríamos apreciar los resultados en todos los niveles. La premisa es que la cura de una enfermedad debe ser atendida a un nivel energético para que no vuelva a aparecer la misma, ya que la raíz es mucho más profunda debido a que estaría comprometido el cuerpo energético.

De todas formas vamos a ver que cada una de estas técnicas tienen ciertas peculiaridades, integrando en mayor o menor medida, la parte más psicológica y espiritual ya que consideran que todo está profundamente en conexión constante:

1. Meditación

Existen innumerables tipos de meditación, incluso uno podría llegar a adaptar una meditación personal y propia luego de cierta práctica. La meditación es una técnica que se remonta desde hace miles de años y surge en el oriente. La meditación genera un estado de relajación y al mismo tiempo de atención plena. Permite a la persona poder conectarse consigo mismo a un nivel corporal, psicológico y espiritual. Esta práctica es una de las que mayor aval científico tiene ya que se han realizado múltiples investigaciones al respecto.

2. Reiki

El reiki no es una práctica antigua, surge en el siglo XX en Japón y se le atribuye su origen a Mikao Usui, de práctica budista. Hoy en día se utiliza en mucho hospitales del mundo por su efecto calmante sobre enfermedades terminales. La ciencia aún no ha podido explicar cómo funciona esta técnica pero de todas formas sus efectos están ampliamente comprobados. Las sesiones de Reiki duran aproximadamente 45 minutos y vuelven a equilibrar a la persona a nivel energético, permitiendo que su energía fluya con la del universo con naturalidad. Podríamos decir que no apunta tanto a la sanación, sino más bien al equilibrio del ser.

3. Terapia con Piedras

Al igual que el reiki, esta terapia permite devolver el flujo de energía gracias a su capacidad de reconexión del ser con la tierra. Esta terapia coloca piedras en distintos puntos de la espalda a  lo largo de la columna vertebral. Usualmente están calientes, relajando también los músculos y el cuerpo. Esta terapia también es acompañada de masajes y tiene muchas similitudes con la acupuntura. Sus orígenes remontan a la dinastía China.

4. Péndulo

Esta terapia con péndulo permite equilibrar y limpiar la energía. Se utiliza un péndulo, el cual se compone de un hilo que sostiene una piedra o madera. Permite reajustar la energía de los chakras. Se puede hacer preguntas concretas. Consiste en un método de sanación radiestésico. Esto quiere decir que trabaja a nivel magnético, eléctrico y vibracional o energético.

5. Aromaterapia

Esta terapia utiliza aceites esenciales y esencias que aportan un bienestar psicológico y físico a la personas. A través del olfato se estimula nuestro sistema nervioso y límbico para trabajar a un nivel emocional profundo.

6. Yoga

El yoga es una práctica basada en posturas corporales que permiten conectar el cuerpo y la mente. Existen muchos tipos de yoga, algunos son más complejos que otros y requieren de mayor o menor intensidad para la práctica. El origen de esta práctica está en la India. Hoy en día el Yoga ha llegado a todo el mundo y está estrechamente vinculado con la práctica de la meditación.

7. Terapias Complementarias

Existen muchos tipos de terapias alternativas que las mencionadas anteriormente. Incluso dentro de las mismas, hay subtitpos y estilos según la escuela y el terapeuta que la ejerce. De todas maneras, muchas veces pueden ayudar a complementar otro tipo de terapias como puede ser la psicológica o algún tipo de terapia más física como la práctica del yoga o el ejercicio.

Sanación Espiritual: La Transformación Más Profunda

La sanación espiritual pasa por un plano más profundo que el material, ya que conectamos con una herida que va más allá de la vida humana transitada. Esto puede generar transformaciones a un nivel físico y emocional muy profundo, pudiendo cambiar por completo nuestra perspectiva de vida. Esto no estará vinculado tanto con la terapia que llevemos a cabo, ya que la misma es solo una herramienta o recurso para poder autoconocernos y por tanto, adentrarnos en esta profundidad transformadora. Es importante tener esto en cuenta ya que podemos transitar una terapia muy larga sin ver cambios verdaderos más que el placer de realizar la práctica.

Poder utilizar la práctica para destrabar, entender y ser más sensibles, nos propulsará en esta profundidad infinita que es la espiritualidad. La conexión con nuestra alma y nuestras heridas más profundas permitirán poder sanarlas con menor esfuerzo ya que la sanación va a suceder naturalmente por esa conexión con nosotros mismos en todos los niveles. 

Atender a la vida en el plano espiritual, permitirá reconectar también con el material, potenciándolo e integrándolo más hacia nuestra totalidad.

¿Cómo sanamos nuestras heridas?

Para transitar la sanación, para recorrer nuestro camino, tenemos que animarnos a adentrarnos en terrenos arduos. Adentrarnos en aspectos de uno que no siempre son agradables. La sanación está directamente vinculada al autoconocimiento, es más, podríamos entender al acto de sanar como un camino de autoconocimiento.

Ahora bien, para realmente embarcarnos en ese camino propio, único e individual, tenemos que desarrollar lo que se entiende como actitud simbólica.

Esta actitud es la que nos habilitará a generar una transformación a través del aprendizaje y la integración de nuestra personalidad total. La actitud simbólica es la disposición que uno tiene frente a los sucesos de la vida, cuando se permite aprender de los mismos, simbolizando, estos sucesos, en su interioridad. Cuando uno se posiciona frente a la vida como parte de ella misma, cuando se permite estar en conexión continua con el mundo circundante, cuando se permite leer los eventos diarios con una intención que lo lleva al aprendizaje y a la transformación, logra, en cada uno de esos casos, ejercer la actitud simbólica.

El símbolo nos permite vivir con sentido. Jung, hablaba de cómo el símbolo tiene una parte inconsciente y otra consciente, permitiendo conectar los dos mundos y así transformarnos.

Esta actitud también nos va a permitir aprender de nuestros propios eventos internos, como por ejemplo nuestros sueños, nuestras fantasías y nuestra imaginación. Nos va a permitir jugar con nosotros mismos, en el buen sentido de la palabra, jugar a conocernos, y por tanto, jugar a sanarnos.

En este camino de autoconocimiento, conducido por la actitud simbólica, vamos generando identidad. No es un camino de colores claros y vivos permanentemente. Es un camino que, también, se transita a oscuras, bajo la incertidumbre. Pero siempre con la intención de generar consciencia y llevar luz a los rincones apartados de nuestra existencia.

Actitud simbólica, autoconocimiento, generar consciencia e identidad, curar las heridas, y el acto de sanar, son todos, conceptos íntimamente vinculados. 

Autosanación

La autosanación es la capacidad de todos nosotros de poder sanar, y transformar nuestra vida. Está conectado con el término de resiliencia, aunque no es lo mismo. Es la capacidad que tenemos todos los seres humanos de poder conectar con nuestras heridas, sentirlas y luego sanarlas. Apelar a nuestra capacidad de sanación es conectar con nuestra propia habilidad de curarnos de todo malestar, de toda enfermedad o de algo que esté bloqueando nuestro crecimiento personal.

Conclusión

La sanación es un proceso personal. No existe una fórmula mágica para lograrla, solamente un camino único e individual que requiere de mucho valor y coraje. Acudir a terapia, la que nos provoque intriga y nos de gusto llevarla a cabo, nos ayudará a conectar con nosotros mismos y conocernos aún más. Esto sin duda ayudará a nuestra capacidad de autosanación, intrínseca al ser humano. 

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