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¿Cuáles son los síntomas de una depresión infantil?

Cada vez queda más claro que la depresión es un problema real que debe ser tratado con la mayor seriedad posible. Sin embargo, muchos no están al tanto de que esta enfermedad mental puede llegar a afectar en edades muy tempranas. Por esto te diremos lo que debes saber sobre la depresión infantil.

La depresión infantil es una afección mental que afecta a niños y adolescentes, aunque a menudo pasa desapercibida.

Los niños con depresión experimentan síntomas similares a los adultos. No obstante, al tratarse de infantes, puede llegar a ser un poco más difícil de detectar.

La detección temprana es crucial, ya que la depresión no tratada puede afectar negativamente el desarrollo emocional, social y académico del niño.

Los padres y cuidadores deben estar atentos a los cambios en el comportamiento y buscar ayuda si observan signos preocupantes.

El tratamiento a niños con depresión, generalmente implica terapia de conversación, como la terapia cognitivo-conductual, y en casos graves, la medicación. El apoyo familiar y escolar es esencial para la recuperación del niño que padece depresión.

La depresión infantil es un problema real y debilitante, pero con el apoyo adecuado y la intervención temprana, los niños pueden aprender a manejar sus síntomas y tener una vida más saludable y feliz.

La comprensión de esta afección y la eliminación del estigma asociado son pasos importantes para garantizar que los niños reciban el apoyo y la atención que necesitan.

¿Cómo detectar la depresión infantil?

Los síntomas de la depresión infantil pueden variar de un niño a otro, pero algunos de los signos más comunes de este trastorno incluyen:

1. Estado de ánimo persistente de tristeza: El niño puede estar crónicamente triste, irritable o mostrar un estado de ánimo bajo la mayor parte del tiempo.

2. Pérdida de interés en actividades placenteras: El infante puede perder el interés en actividades que anteriormente disfrutaba, como jugar, socializar o participar en deportes.

3. Cambios en el apetito y el peso: Puede darse una disminución del apetito y la pérdida de peso; o, en algunos casos, un aumento del apetito y el aumento de peso.

4. Cambios en el patrón de sueño: Los niños deprimidos pueden tener dificultades para dormir (insomnio) o dormir en exceso (hipersomnia).

5. Fatiga y falta de energía: Los niños pueden sentirse constantemente cansados y sin energía, incluso después de un buen descanso.

6. Dificultades en la concentración y la toma de decisiones: La depresión puede afectar la capacidad del niño para concentrarse en la escuela o tomar decisiones simples.

7. Sentimientos de inutilidad o culpa excesiva: Los niños pueden expresar sentimientos de inutilidad, culpa o autoevaluación negativa de manera persistente.

8. Aislamiento social: Pueden retirarse o alejarse de amigos y familiares, evitar actividades sociales y pasar más tiempo en soledad.

9. Síntomas físicos: Algunos niños pueden quejarse de dolores de cabeza, dolores de estómago u otros síntomas físicos sin causa médica aparente.

10. Pensamientos suicidas o autodestructivos: En los casos graves, los niños pueden intentar hacerse daño a sí mismos o incluso tener pensamientos suicidas.

Es importante tener en cuenta que los síntomas de la depresión infantil pueden ser diferentes de los que se presentan en los adultos, y los niños pueden tener dificultades para expresar lo que sienten.

Busca ayuda profesional

Contar con un profesional para tratar la depresión infantil es de vital importancia debido a varios motivos cruciales.

En primer lugar, los niños y adolescentes no siempre pueden comunicar sus emociones y pensamientos de manera efectiva, por lo que un profesional capacitado puede identificar y comprender mejor los síntomas y las necesidades del niño.

En segundo lugar, la depresión infantil no tratada puede tener graves repercusiones en el desarrollo emocional, social y académico del niño. Un profesional de la salud mental puede brindar estrategias terapéuticas y herramientas para ayudar al niño a superar la depresión y desarrollar habilidades de afrontamiento saludables.

Además, los profesionales pueden colaborar con los padres y la escuela para crear un entorno de apoyo integral. También pueden determinar si se necesitan tratamientos adicionales, como medicamentos, en casos más graves.


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