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Problemas de ira: ¿Qué se puede hacer?

La ira es una respuesta biológica ante la frustración. Cuando los obstáculos se interponen de manera tal que nos bloquean el acceso a nuestros objetivos, el cerebro debe prepararse para duplicar su esfuerzo, y es entonces que aparece la ira. Sin embargo, la manifestación de este sentimiento de manera asidua es considerada como problemas de ira y, lejos de ayudarnos a lograr lo que pretendemos, nos hará perder muchas cosas en el camino, incluidas relaciones y hasta nuestra propia salud.

¿Es posible hacerle jaque mate a la biología y sacar la ira de nuestro abanico de reacciones? ¡Por supuesto que sí! Para eso se creó la psicología, la disciplina con bases científicas que puede brindarte el bienestar que te mereces si la aplicas con constancia.

Estrategias para terminar con los problemas de ira

Vivimos tiempos convulsos, tanto es así que el titular “Estados Alterados” ya es un hashtag popular y describe un cierto tipo de situaciones que ojalá no tuviéramos que atravesar. No obstante, la ira se ha instalado cómodamente en nuestra sociedad. En consecuencia, lo que podemos hacer es combatirla desde lo individual, ya que muchas individualidades conforman una colectividad, y muchas colectividades, la sociedad.

¿Qué puedes hacer para trascender las barreras biológicas y racionalizar tus reacciones? Aplicar las siguientes estrategias:

Gestiona y canaliza tu ira para que no se acumule

Tal vez creas que estás haciendo un excelente manejo de tus problemas de ira porque estás logrando impedir que esta se manifieste. Sin embargo, el simple hecho de experimentarla te perjudica enormemente, y no solo en el terreno emocional y psicológico, sino también físico.

Son conocidos los problemas psicosomáticos que aparecen debido a una ira que sofocamos y al estrés en el que esta deviene.

Por lo tanto, la solución se encuentra en gestionarla para lograr canalizarla de manera productiva. Un recurso muy efectivo es la asertividad. Esta cualidad te será especialmente útil si tus problemas de ira responden a que sientes que tus derechos están siendo vulnerados. Si este es el caso, no te calles lo que sientes, porque un día explotarás y reclamarás excesos que la persona ya ni recuerda que los cometió.

La estrategia más efectiva consiste en expresar lo que sientes y en justificar por qué consideras que tus derechos no están siendo tomados en cuenta. Haz esto de forma calmada y la ira no crecerá en tu interior.

Los problemas de ira pueden ser la manifestación visible de la acumulación de estrés, y cuando el estrés se apodera de nosotros, es posible que experimentes dolores en el pecho que podrías asociar con un ataque cardíaco. Descubre todo lo que necesitas saber acerca de los dolores en el pecho por estrés.

No busques ganar en terrenos en los que solo puedes perder

Cuando hablamos de ganar, se nos vienen a la mente instancias tales como competiciones, partidos de fútbol, una candidatura y un ascenso laboral. Sin embargo, cuando permitimos que nuestras ansias de ganar se apoderen de nuestra mente, podemos llegar a incurrir en el intento de dominar a las personas a nuestro alrededor.

Es así que iremos subiendo el tono de la discusión hasta que la otra persona se dé por vencida y nos entregue la medalla ganadora.

Hay ámbitos en los que nadie gana, sino que todos pierden, y las discusiones y relaciones interpersonales son un claro ejemplo de ello. Abraza la negociación y comienza a considerarla la mejor forma de solucionar los conflictos de esta índole.

¿Evitar o no evitar situaciones y personas conflictivas?

Una alternativa que, en un principio, puede parecer eficaz para deshacernos nuestros problemas de ira, es evitar entrar en contacto con situaciones o personas que nos provocan un fuerte enfado. Sin embargo, esta estrategia se define con una única palabra: huida. Y huir no es la solución a nada, menos aún a los problemas de ira.

En primer lugar, nadie tiene el poder de hacerte enojar, ya que la ira es un sentimiento interno, que solo tú puedes controlar. En segundo lugar, no puedes permitirte depositar en otros tus emociones ni tu estado de ánimo.

Es posible que necesites reestructurar tus pensamientos para tomar el control de tus emociones. ¿Ya has escuchado hablar de la terapia cognitivo-conductual? Es ideal para reformular la manera en la que pensamos y así decidir cómo nos sentimos.

No es posible frenar las circunstancias que llegan a nuestra vida ni evitar el conflicto, pero es nuestra responsabilidad decidir cómo nos sentimos ante la exposición a ellos. La era de culpar a los demás, e incluso a nosotros mismos, por nuestras reacciones ha llegado a su fin. Hoy transitamos por la era del empoderamiento personal, en la que tenemos muy claro que nadie decide sobre nosotros, ni externa ni internamente.

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