En el complejo entramado del entorno profesional moderno, persiste un mito arraigado: que las emociones son un estorbo, una señal de debilidad o una distracción que debe quedar en la puerta de la oficina. Sin embargo, esta visión es no solo anticuada, sino profundamente perjudicial. Lejos de ser un lujo, abordar y gestionar las emociones en el trabajo es una necesidad imperante y un pilar fundamental para el bienestar laboral de cada individuo y la productividad empresarial en su conjunto. Ignorar el vasto universo emocional de tus colaboradores no solo impacta la salud mental, sino que mina el clima organizacional, frena la innovación y compromete directamente el éxito y la sostenibilidad de cualquier organización en el dinámico mercado actual.
Leer másUn colaborador en crisis no es alguien débil ni un “problema” para resolver. Es una persona que necesita ser mirada con humanidad, sostenida sin juicio, y acompañada con criterio.
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Leer másSi estás por empezar la carrera de Psicología en Argentina, elegir dónde estudiar es solo el primer paso. También es clave iniciar tu propio proceso terapéutico, una herramienta fundamental para quienes eligen acompañar emocionalmente a otros.
Leer másCuando el malestar emocional empieza a afectar al equipo, la productividad y el clima laboral, es hora de actuar. Detectar a tiempo estas señales puede evitar que el desgaste se convierta en una crisis.
Leer másEl Flow en el trabajo es un estado de concentración y disfrute que potencia la productividad, la creatividad y el bienestar. Fomentarlo mejora el compromiso y reduce el estrés en los equipos.
Leer másControlar los pensamientos no significa eliminarlos, sino aprender a gestionarlos para reducir su impacto en tu bienestar. Con las estrategias adecuadas, puedes alcanzar una vida más equilibrada y tranquila.
Leer másTener ganas de llorar constantemente puede ser una señal de estrés, ansiedad o emociones acumuladas. Comprender su origen es clave para recuperar el equilibrio emocional.
Leer másControlar las emociones y sentimientos no significa reprimirlos, sino aprender a gestionarlos para mejorar tu bienestar. Con las herramientas adecuadas, es posible lograr un equilibrio emocional.
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